Los jesuitas[1] encabezados por el padre Cipriano Barace, los contactaron, alrededor de 1690, después de la fundación de las reducciones de Moxos. Las parcialidades fueron reducidas en nueve misiones: Purísima de la Inmaculada Concepción de Baures, El Carmen, San Joaquín, San Juan, Santa María Magdalena, San Miguel, San Nicolás, Santa Rosa y San Simón, a partir de algunas de las cuales, hoy se forman los centros regionales como El Carmen, Magdalena y Baures y la otras reducciones desaparecieron. La fundación del pueblo Baure, fracasó en los primeros intentos y fue establecido definitivamente el 8 de diciembre de 1708, por el padre Lorenzo Legarda, comisionado por el padre superior Lorenzo Orellana. Día, que festejan todos los años, la fiesta patronal de Baures.
Los misioneros siguieron los mismos patrones usuales, fue adoptado el uso de una sola lengua para facilitar el trabajo misionero evangélico y administrativo. Esta fue aprendida tanto por el misionero como por todos los habitantes del lugar. Aparte de ella, los baures conservaron su propia lengua, para su comunicación. Las misiones prosperaron. Los jesuitas introdujeron el ganado vacuno, antes desconocido en la zona; ordenaron, en función del mejoramiento, la crianza de animales domésticos, el cultivo agrícola; les enseñaron música y escritura. Cambiaron la estructura del pueblo, construyeron una plaza central, alrededor de la cual se ubicó la iglesia y dividieron a los habitantes en barrios, según el oficio, como tejedores, pintores, músicos.
Comenzó la producción de diferentes tipos de textiles, de algodón silvestre, que se encontraba en la zona, luego de su especie cultivada, que llegó hasta tal perfección que la exportaron a Europa. También llevaron productos agrícolas como azúcar, arroz, cacao y cera a las grandes ciudades de Bolivia.