La moza gallega
que está en la posada,
subiendo maletas
y dando cebada,
Penosa se sienta
encima de un arca,
por venir un huésped
que tiene en el alma,
Mocito espigado,
de trenza de planta,
que canta bonito
y tañe guitarra
Con lágrimas vivas
que al suelo derrama,
con tristes suspiros,
con quejas amargas.